Érase una vez una niña curiosa llamada Alicia, que no perseguía conejos blancos, sino respuestas para cuidar su mundo. Un día, encontró un pequeño frasco de miel con una etiqueta que decía: «Tómame y sonríe». Al probarlo, su corazón se hizo más grande: comenzó a ver lo invisible, como el trabajo silencioso de las abejas, el valor de lo simple y el daño de tanto plástico.

Entonces, cayó suavemente en un país maravilloso: no de cartas y sombrereros locos, sino de colmenas brillantes, campos de flores y sabiduría natural. Allí aprendió que lo pequeño puede cambiarlo todo. Un trocito de tela, una cucharadita de polen, un gesto consciente.
Desde entonces, Alicia no volvió a ser la misma. Se hizo más sabia, más dulce, y fundó su propia historia. Porque entendió que el verdadero país de las maravillas… lo construimos cuando cuidamos la vida.
No fue un conejo blanco, sino una pregunta la que llevó a Alicia a crear Abejita Perú:
¿Y si pudiéramos cambiar el mundo desde lo pequeño?
Entre telas, miel y flores, entendió que cada acción importa: que un trozo de cera puede reemplazar al plástico, que una cucharada de polen puede alimentar con propósito, y que una vela encendida puede devolvernos el tiempo lento.
Como en el cuento, no se trataba de crecer o encogerse… sino de despertar. Y Alicia, como tú, eligió no volver atrás.
