Una de las preguntas que más recibo es: “¿Cómo se cuidan las telas enceradas?” Y me encanta responderla porque creo firmemente que cuando cuidamos lo que tenemos, estamos haciendo un acto de resistencia frente al consumo rápido y desechable.
Cuidar tus telas enceradas es muy fácil y te lo digo desde la experiencia de usarlas todos los días en casa. Solo necesitas agua fría, una gotita de lavavajillas (si es necesario) y la parte suave de una esponja o un trapo. No las pongas en la lavadora, no las expongas al calor ni al sol directo. Y sobre todo, guárdalas siempre secas.
Es increíble cómo pequeños gestos como este pueden extender la vida útil de un producto ecológico y evitar más residuos. ¿Sabías que un solo pack reemplaza hasta 300 metros de plástico? Imagínate el impacto si más familias se sumaran a esta práctica.

La cera de abeja tiene propiedades antibacterianas naturalmente, lo que la convierte en un conservante ideal. Además, al combinarla con el aceite de coco y la resina de pino, logramos una textura flexible, moldeable y duradera. Esta combinación hace que nuestras telas enceradas se adapten a cualquier superficie y permitan que los alimentos respiren, alargando su frescura.
Cuando entendí esto, mi visión cambió por completo. Ya no veía solo un producto bonito o artesanal; veía una herramienta de cambio. Y eso es lo que quiero compartir con cada persona que compra nuestros productos.